Anticuerpos monoclonales

Los anticuerpos monoclonales han reemplazado a los antisueros en muchos ensayos clínicos

Las respuestas inmunitarias específicas se desarrollan cuando el organismo ha sido expuesto a un antígeno extraño, tal como he mencionado en post anteriores, los microorganismos pueden presentar varios determinantes antigénicos, y en consecuencia, inducen la activación de varios clones de linfocitos B específicos para cada determinante. El suero del individuo inmunizado contiene anticuerpos que reconocen los diferentes epítopes del antígeno, en consecuencia este antisuero es de origen policlonal. En contraste, cuando se logran obtener anticuerpos producidos por un único clon de linfocitos, estos anticuerpos reciben el nombre de anticuerpos monoclonales. 

La primera técnica de producción de anticuerpos monoclonales conocida fue descrita por Georges Köhler y César Milstein en 1975. La técnica consistía en la generación de una línea celular inmortalizada, secretora de un isotipo determinado de inmunoglobulina contra un antígeno específico, producto de la fusión de dos células diferentes. La primera célula implicada es el linfocito B de un individuo previamente inmunizado, generalmente un ratón, con el antígeno de interés, esta célula aporta la memoria inmunológica y capacidad de producir anticuerpos contra el antígeno específico. La segunda, es una célula tumoral de mieloma, que aporta la capacidad de replicación en forma indefinida (inmortalizada). La fusión de ambas células da origen a una célula inmortal, capaz de replicarse indefinidamente y con la capacidad de sintetizar anticuerpos llamada hibridoma. Las células de hibridoma se separan individualmente y las que producen los anticuerpos con la especificidad deseada se separan y se siguen propagando (Figura 1). Todos los anticuerpos producidos por un hibridoma son idénticos y se llaman anticuerpos monoclonales. 




Figura 1. Producción de anticuerpos monoclonales. Los linfocitos B de un ratón inmunizado se fusionan con células de mieloma. La célula resultante de la fusión del linfocito B y la célula de mieloma se denominan hibridoma y aunque se obtienen otras células híbridas, producto de la fusión de dos linfocitos o dos células de mieloma, éstas no sobreviven en las condiciones en que se lleva a cabo el procedimiento. Los hibridomas son separados y evaluados para seleccionar el híbrido que produce el anticuerpo monoclonal de interés. Luego el hibridoma de interés se clona para generar un cultivo homogéneo que produce el anticuerpo monoclonal requerido. Los mielomas son tumores de células plasmáticas que no sintetizan anticuerpos; en consecuencia, los hibridomas sólo expresan el anticuerpo fabricado por la célula B de la que deriva


En la actualidad se han incorporado técnicas de biología molecular e ingeniería genética que han ampliado el horizonte de la generación de los anticuerpos monoclonales y sus usos. La alta especificidad y afinidad de los anticuerpos de unirse con una molécula blanco ha permitido emplearlos como herramientas esenciales en investigaciones biomédicas y numerosos ensayos clínicos. En la actualidad los anticuerpos monoclonales se utilizan para: a) detectar y cuantificar niveles de expresión genética, b) identificar marcadores fenotípicos en células, c) detectar antígenos y anticuerpos específicos presentes en sangre periférica y en tejidos, d) identificar y cuantificar  antígenos específicos de tumor, e) en el tratamiento in vivo de diferentes tumores y f) en el análisis funcional de moléculas de superficie celular o de proteínas secretadas

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